Un dovere morale Una lotta costante
Mondo Latino

RAFAEL POMBO

PABLO NERUDA Nacido en un pueblo de la región central chilena, era hijo de un ferroviario llamado José del Carmen Reyes y de Rosa Neftalí Basoalto, que falleció de tuberculosis cuando el niño Ricardo apenas tenía un mes de edad. Después de esto, padre e hijo se trasladaron a vivir a la ciudad de Temuco, en donde el padre se había casado con Trinidad Candia Valverde.

Pronto comenzó el joven Ricardo a mostrar interés por la poesía, siendo uno de sus primeros actos la adopción de un sobrenombre, Pablo Neruda, con el que después sería mundialmente conocido. El pseudónimo lo tomó por motivos diversos: "Pablo" le gustó por su musicalidad y la manera como suena, mientras que Neruda lo adoptó como homenaje al poeta checo Jan Neruda.

Cursó estudios de francés para ejercer como profesor, pero finalmente no logró su objetivo. La influencia de Gabriela Mistral le abre a su vez al conocimiento de los novelistas rusos, cuyo estilo literario será muy admirado por Neruda. Tras marchar a Santiago para cursar estudios universitarios en el Pedagógico de la Universidad de Chile, presenta su poema La canción de fiesta al concurso de la fiesta de primavera, del que saldrá vencedor. Su estancia en la capital chilena le pone en contacto con una vida bohemia e intelectual, lo que en principio causa ciertos problemas de inadaptación para un muchacho de provincias y con escasos recursos. En Santiago estuvo entre 1920 y 1927, incrementando su producción poética y su prestigio. Así, publica Crepusculario en 1923, gracias a la aportación económica de varios amigos sin la cual no hubiera podido ser editado. Un año más tarde sale una de sus obras maestras, Veinte poemas de amor y una canción desesperada, que ya le otorga rápidamente gran reconocimiento y beneficios económicos. Con esta publicación, de claro corte modernista, consigue situarse como una de las cumbres de la literatura hispanoamericana.

En 1926 salen a la luz El habitante y su esperanza; Tentativa del hombre infinito y Anillos , que escribe junto a Tomás Lagos. En ellos manifiesta su voluntad de buscar nuevos caminos estilísticos , nuevas formas de expresión, en un claro intento por situarse en la vanguardia literaria. Ya una figura nacional, el gobierno chileno le propone formar parte del cuerpo diplomático, lo que hará desempeñar cargos consulares en China, Ceilán, Birmania, Barcelona y Madrid (1934-1937), donde entró en contacto con los poetas de la llamada Generación del 27. Su estancia en España es una de las experiencias más impactantes en la vida de Neruda. Comprometido políticamente con la causa republicana, su postura personal le costó el ser destituido de su cargo. Tras viajar a París, regresó más tarde a Santiago de Chile. La victoria del Frente Popular le lleva de nuevo a París, como cónsul, y a la ciudad de México. Nuevamente en Chile entre 1943 y 1945, este año se integra en el Partido Comunista Chileno, siendo designado senador. Permanecerá en el cargo hasta 1948. Dos años antes se hace inscribir legalmente como Pablo Neruda.

Su profundo compromiso político le llevó a denunciar la corrupción política y solicitar reformas, lo que le obligó a vivir clandestinamente hasta que consiguió salir del país, esta vez en dirección a Argentina. Nuevamente tomó las maletas, como tantas otras veces, para viajar por diversos países europeos hasta recalar en México. De aquí paso a la URSS y China. Tras volver a su país, presentó formalmente su candidatura a la presidencia de la nación en 1970, aunque se retiró a favor de su amigo Salvador Allende, quien saldría finalmente elegido en 1973. Neruda partió, tras renunciar, hacia París, donde ejercerá como embajador de Chile (1970-72). De nuevo en Chile en 1973, la situación política del país ha dado un vuelco, por cuanto el golpe de Estado de Pinochet ha desalojado a Allende del poder e instaurado una dictadura militar. Poco tiempo después del golpe, el 23 de septiembre, Neruda, quien había regresado enfermo, muere en unas poco claras circunstancias.

Aparte de su memoria, nos legó una obra poética que se sitúa entre las mejores de la Historia de la literatura. A las ya citadas habría que añadir Residencia en la tierra, publicada entre 1933 y 1935; Tercera Residencia, de 1947, en la que ya toma un claro partido por el marxismo o Canto general, de 1950, otra obra maestra. En prosa, es autor de una obra teatral, Fulgor y muerte de Joaquín Murieta, así como de sus propias memorias, Confieso que he vivido, publicadas póstumamente en 1974. Por su calidad literaria y su compromiso humano recibió el Premio Nacional de Literatura (1945), el Premio Nobel de Literatura (1971) y el Premio Lenin de la Paz.


POEMA 20


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo


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