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Mondo Latino

LEON DE GREIFF

LEON DE GREIFF Poeta antioqueño (Medellín, julio 22 de 1895 - Bogotá, julio 11 de 1976). «Quiero palabras: palabras...! para urdir una canción», este verso distingue la obra del poeta más original, y uno de los mayores, que ha dado Colombia. Francisco de Asís León Bogislao de Greiff Haeusler, descendiente de un bisabuelo sueco, por línea paterna, y de un abuelo alemán, por parte materna, hizo los estudios básicos en el Liceo Antioqueño y tres años de carrera en la Escuela de Minas de la Universidad de Antioquia, en Medellín, pero varias enemistades lo llevaron a la decisión de abandonar esta profesión. Luego, por un tiempo breve, estudió Derecho en la Universidad Libre de Bogotá.

A los 18 años fue secretario privado del general Rafael Uribe Uribe, poco antes de que éste fuera asesinado. De vuelta en Medellín, se reunió con otros doce intelectuales, todos alrededor de los veinte años, para formar el grupo de los Panidas. Así lo describe Juan Luis Mejía: «Es una vida literaria estrechamente ligada a la bohemia etílica. No sólo las librerías servían de receptáculo a las tertulias: allí estaban los cafés, en donde al calor de los aguardientes, se recitaban poemas o se polemizaba sobre las corrientes literarias en boga. De manera que, cuando en 1915 empieza a reunirse en el café El Globo del parque de Berrío un grupo de jóvenes intelectuales, ya en la ciudad existía una tradición: los Panidas surgen entonces para continuar esa cultura de bohemia, respaldada por su propia e importante revista literaria». En febrero de ese año apareció el número uno de la revista Panida, dirigida por León de Greiff. El grupo se formó en torno a la influencia del modernismo hispanoamericano, al tiempo que recogía sus fuentes: simbolismo y parnasianismo francés. Por otra parte, el modernismo europeo (de otra índole) estuvo presente, tanto en traducciones como en la reflexión creativa de los Parudas.

León de Greiff, que por ese tiempo ya se nombraba Gaspar de la Nuit (uno de los muchos nombres literarios que adoptó), también era deudor de estas influencias, pero asimiladas a su tono, sólo suyo: «Gaspar: mi nombre. Vago: mi profesión. Demente: / mi gran ventura. Iluso cultor de peripecias / inverecundas -fazañosas y ríspidas y recias-: / ¡y adversario feroz del criterio corriente!» ("Gaspar"). En 1916 De Greiff trabajó como cajero y contador del Banco Central. Posteriormente administró la prolongación del Ferrocarril de Antioquia por el río Cauca, en la zona de Bolombolo. Allí estuvo cerca de tres años y los trabajos no se concluyeron. Bolombolo surgió de pronto en el mundo poético de De Greiff, como el lugar en el que confluían los diversos personajes que lo habían venido poblando, nacidos de lecturas y de sentimientos, de una necesidad de disgregarse en relatos de "otros", siendo sus nombres también bellos sonidos, plenos de reminiscencias de temas literarios. Entre ellos, Matías Aldecoa, Erik Fjordson, Ramón Antigua, Leo Le Gris, Sergio Stepansky, Bogislao, o el Skalde, quien recuerda: «Prófugo de los burgos y las ciudades -nó de la metafísica / obsesora- / cuando vivía en Bolombolo, / mi espíritu agrio y solo, / mi cuerpo enardecido, / avasallantes irrumpían por los desnudos ámbitos, entretejiendo la honda fuga ululadora / rivales melodías, émulas armonías, de mi túrbido / cántico sin sentido» ("Relato del Skalde").

Entre junio y septiembre de 1925 se publicó la revista Los Nuevos, en la cual una "nueva" generación empezó a hacerse sentir. León de Greiff participó en ella, junto con Jorge Zalamea, Rafael Maya, Germán Arciniegas, Luis Vidales, Alberto Lleras y otros. Más que una propuesta unitaria, los congregaba un deseo de renovación. En literatura atacaron los residuos, aún presentes, del pobre romanticismo latinoamericano y, además, el provincialismo; en política mostraron su desilusión ante las ideas vigentes, que encontraban anquilosadas. Por su parte, León de Greiff nunca se interesó en los manifiestos de vanguardia literarios, ni mucho menos políticos; cuando estuvo cerca, estuvo al margen. Se reconocía liberal con tendencia de izquierda, pero su postura no era combativa. De la misma manera, desarrollaba su vocación poética aparte, sometido al proceso particular suyo, incansable.

«Con más de un metro ochenta de estatura, en su juventud tenía el aspecto de un pescador de ballenas de Noruega. Su vestimenta es descuidada, y es pública la anécdota de que alguna vez se ganó dos vestidos en una rifa, y al preguntársele por ellos dijo que los había mandado arrugar, antes de ponérselos», cuenta Donaldo Bossa. Y en palabras del propio De Greiff: «Bogislao es un individuo -en el fondo- serio, casi adusto. Un sujeto de muy pocas palabras -de ellas raras, exóticas, bizarras, desuetas-. Un sujeto taciturno, hermético, cogitabundo, casi alelado y como ausente: Parco de gesticulaciones, sobrio de ademanes, no nada modulador y de simpatía nula. Mucho más abstraído que abstracto, mucho más presunto que presumido, Bogislao ríe poco, sonríe a veces casi siempre con leda ironía -y sarcásticamente en no frecuente vegadas [...] Pero allá o aquí o donde luego sea, es "Bogislaus", como ha sido y será siempre, el capitán de sus sueños, el condotiero de su fantasía, el gonfalonero de su gallardete, de su mínima banderola, el rector de su divagancia, el piloto de su nao, el almirante de su escuadrilla, el capelmaestre de la minúscula suya, a la que le queda grande y sobrado aun el diminutivo y no llega ni a mala roanesa; el capitán de sus ansias, el bautistá de su propia batuta concertante de su banda de vientos, y, de adehala, desde mañana, paleógrafo experto de sus escrituras. Paleógrafo venturo autodidacta y hasta donde le ayude la miopía y la cerrazón de las vistas y del magín».

En 1925 De Greiff publicó su primer volumen de poesía: Tergiversaciones. Primer mamotreto. De aquí en adelante todas sus obras serían publicadas con el correspondiente número de "mamotreto", como una marca impuesta por su desapego hacia los hechos de la vida (más de origen filosófico que una forma de lamento), inseparable de su humor y juego con la lengua. El Segundo mamotreto apareció en 1930: Libro de los signos. Estos dos libros ya contienen algunos de sus poemas mas famosos, por ejemplo, la "Balada del mar no visto" o la "Balada de la fórmula definitiva y paradojal", que dice: «Le pregunté a la Esfinge que tengo a mi servicio: / -Oh! Cuál será la fórmula, de virtud o de vicio, / que rija mis futuros?- y los abstrusos senos / musitaron unánimes, en tono profeticio: / todo vale nada, y el resto vale menos. .. !». El último verso, siguiendo el poema: «la parábola desdeñosa y estética», está presente en la obra de De Greiff hasta el final de su vida.

En 1927 De Greiff se casó con Matilde Bernal Nichols, con quien tuvo cuatro hijos: Boris, Hjalmar, Astrid y Axel. Fue nombrado jefe de estadística de la Dirección de Caminos de Antioquia y luego de los Ferrocarriles Nacionales. En Manizales, en 1936, apareció Variaciones al redor de nada. Tercer mamotreto, acaso su libro mayor y el que reúne los mejores momentos del conjunto de sus temas, que no son muchos: el amor, la poesía como necesidad del poeta, así también el silencio y su íntima relación con la música, la nada, el viaje y la noche; ningún tema en solitario, sino entretejido con los demás. Por otra parte, sorprende hasta qué punto ha llegado su destreza en el tratamiento de la versificación, producto del talento y la constancia en el ejercicio, lo cual se combina con un incomparable manejo del idioma. En el prólogo a la primera edición de sus Obras completas (1960), Jorge Zalamea escribió: «En el dominio de aquél [el vocabulario] y en el manejo de éstas [las formas poéticas], León de Greiff no tendría rival, pues desconociendo deliberadamente y transgrediendo a conciencia todo límite temporal y toda norma de moda, emplearía con la misma naturalidad y propiedad el castellano pedregoso de la Edad Media, el exacto y fluyente de la Edad de Oro, el barroco y diserto del setecientos y el más matizado, sutil y elusivo de nuestro tiempo, mezclándolos según la concordancia de sonido y sentido para que sirviesen mejor al tema».

Desde el principio de su carrera, León de Greiff encontró resistencia en los lectores, quienes no captaban el "significado" de sus poemas porque él utilizaba términos muy cultos o "raros" y a veces las críticas fueron violentamente negativas. Incluso algunos lectores que se consideraban cultivados, desdeñaron las composiciones más experimentales en cuanto a forma y lenguaje, para quedarse con las que se avenían mejor con el tipo de lecturas que acostumbraban. En el Diccionario biográfico y bibliográfico de Colombia de Joaquín Ospina, publicado entre 1937 y 1939, puede leerse este cortés comentario: «Sus poemas son raros. Se entienden unos. Otros no se entienden. Pero los que no se entienden, tienen un ritmo suave».

La reticencia también se daba, aunque en menor proporción, ante el contenido temático de su obra. De Greiff no hacía caso y más bien respondía con lo mismo que le era criticado, como estos fragmentos del soneto "Facecia" (Variaciones al redor de nada), escrito en lenguaje arcaico: «Agora, mis versos...: bufón tarambana / aduna el capricho con la impertinencia, / los ritmos asorda, las rimas silencia... / Son cantos de rana: diz la gente llana [...) La gente llana diz que suena mal... / Yo fice versos en rimas "sabias" en tiempo antefuturo: / y estoy harto de tal simpleza hasta los bordes!». Todavía en 1950 era necesaria la intervención de Hernando Téllez para mediar en la discusión: «Esos lectores pasan por sobre las palabras sin encontrar el hilo sutil que las une para formar el poema. Pero si esos lectores estuvieran un poco en el secreto profesional, sabrían que para la unión de las palabras existen lazos un poco más inmediatos que los de su significado: las similitudes de sonido o de forma. Esta comunión de las palabras, o afinidad espiritual entre ellas, es algo que ha interesado a los poetas de todos los tiempos y de todas las lenguas. Y por ello muchas veces parecen incomprensibles los versos que no quieren tener ningún significado, más allá de su simple valor melódico». La unidad de temas, vocabulario y musicalidad (versificación) en la poesía de León de Greiff es tan sólida, que por cualquiera de estos aspectos puede llegarse a su sentido estético. En una entrevista dijo: «Yo soy un poeta libre aunque el diablo me lleve», y lo fue, con admirable terquedad.

Variaciones al redor de nada también contiene "Mitos de la noche", sección que condensa el afecto del poeta por el tema de la noche, en sentido romántico (pero sin esperanzas místicas) y fantástico (influido sobre todo por Edgar Allan Poe). La noche y la mujer, «noches para nunca volver, luego de ir... », el amor. En la poesía de León de Greiff el tema del amor se nutre, en especial, de cuatro grandes fuentes: los mitos y leyendas paganos antiguos, que por sacros que fuesen no diluyeron el erotismo en idealizaciones inalcanzables; el amor de la poesía popular medieval, que prolongaba el anterior; el del barroco del Siglo de Oro, a veces crudo y burlesco; y el amor de los que dieron con el fin del romanticismo, Poe y Charles Baudelaire (según León de Greiff: Carolus Baldelarius), quienes hallaron de nuevo el misterio en la noche y la mujer: algo que se revela idéntico a ellas, y obsesivo, en el interior del que las encuentra. Por otra parte, el amor es fugaz, como los dones de las hadas (Melusina, Morgana); es hermoso y es nada: «No contestó sino callada / sibila de sus pupilas verdes y gríseas que a Todo dicen: Nada» ("Nocturno número 13").

Un año después de Variaciones, León de Greiff publicó su primera colección de prosas: Prosas de Gaspar. Cuarto mamotreto; luego vendría Bárbara Charanga. Bajo el signo de Leo. Sexto mamotreto (1957). Cercana a la poesía, su prosa es fuertemente musical, pero con las libertades de digresión que ofrece este medio. Los dos libros tratan, sobre todo, de episodios de la vida de los personajes "leogreiffianos" (en algunos es clara la alusión autobiográfica), abunda el humor y son frecuentes las situaciones que dan pie a las opiniones del autor, aunque son veladas por el estilo. Durante 1945, De Greiff fue sucesivamente jefe de educación secundaria, de la sección de becas y de extensión cultural del Ministerio de Educación. En 1954 publicó Fárrago. Quinto mamotreto, donde se halla exacerbada su ironía consigo mismo, con el lenguaje y acerca del alcance de la poesía; es recurrente el tono melancólico: «Poeta soy si ser poeta es ello. / Angustia lancinante. Pavor sordo. / Velada melodía en contrapunto. / Callado enigma tras intacto sello. / Mi ensueño en fuga. Hastiado y cejijunto. / Y en mi nao único fantasma a bordo» ("Soneto").

En esos años León de Greiff enseñó literatura en la facultad de Ingeniería, y música en el Conservatorio de la Universidad Nacional. En 1957 salió Velero paradójico. Séptimo mamotreto, libro complejo porque aquí más que nunca De Greiff se apoya en la musicalidad de los poemas, y toda apariencia de sentido ajena a esta disposición se presenta opaca, arrasada por el flujo sonoro. En una "Cancioncilla", León de Greiff esboza su poética: «La Poesía parecía ser cosa seria. Poesía / no es sino Nadería. Qué más puede ser Ella? / No ignoraba que no era cosa bella / sino la que en sí propia se extasía». Esto lo dijo de otra forma Jorge Zalamea cuando definió la poesía de León de Greiff, comparándola con la de los grandes clásicos pasados y contemporáneos: «La auténtica poesía, la gran poesía, fue siempre el teatro de una acción: cómica o dramática, épica o erótica, real o mítica».

En 1958 León de Greiff ejerció el cargo de secretario de la Embajada de Colombia en Suecia, de allí viajó a la Unión Soviética y a China, invitado en ambos casos; su fama llegaba lejos. En 1966, año en que es jurado del concurso Casa de las Américas en Cuba, murió su esposa. Por fin, en 1970, fue reconocido con el Premio Nacional de Poesía. Recibió otras distinciones oficiales, como la Cruz de Boyacá y la Orden de San Carlos. En Caracas se creó un premio de poesía que lleva su nombre, y desde Argentina fue postulado para el Nobel de Literatura. Su último libro, Nova et Vetera. Octavo mamotreto apareció en 1973. Nuevo y viejo, este volumen rescata poemas no publicados de los primeros logros de León de Greiff, llegando incluso hasta 1915, y recorre todas sus épocas. Uno de los últimos poemas es este soneto, testimonio de una vida de poeta:

Este que veis aquí -barbitaheño, tendiente a barbicano por minutos -un dia fue el mejor -a pies enjutos- navegador por las rutas del ensueño.
Surcó nubes clavado en Clavileño como sobre impolutos o polutos tibios regazos, entre tibios lutos o toisones de blondo crin sedeño.
Este que veis o que no veis -lo mismo le va a dar-, otro tiempo discurría por el mar -pies enjutos- solo nauta.
Nunca salió de si -somero abismo- ni cuando como un prócer se aburría retañendo la su silvestre flauta...


RELATO DE SERGIO STEPANSKY


Juego mi vida, cambio mi vida
De todos modos la llevo perdida...
Y la juego o la cambio por el más infantil espejismo
La dono en usufructo o la regalo...
La juego contra uno o contra todos
La juego contra el cero o contra el infinito,
La juego en una alcoba, en el ágora, en un garito
En una encrucijada, en una barricada, en un motín
La juego definitivamente desde el principio hasta el fin,
A todo lo ancho y a todo lo hondo
En la periferia, en el medio y en el subfondo...
Juego mi vida, cambio mi vida
La llevo perdida sin remedio
Y la juego - o la cambio por el más infantil espejismo
La dono en usufructo o la regalo...
O la trueco por una sonrisa y cuatro besos
Todo, todo me da lo mismo
Lo eximio y lo ruin, lo trivial, lo perfecto , lo malo....
Todo, todo me da lo mismo
Todo me cabe en el diminuto hórrido abismo
Donde se anudan serpentinos mis sesos
Cambio mi vida por lámparas viejas
O por los dados con los que se jugó la túnica inconsútil
-por lo más anodino, por lo más obvio, por lo más fútil
Por los colgajos que se guinda en las orejas
La simiesca mulata
La terracota nubia
La pálida morena, la amarilla oriental o la hiperbórea rubia:
Cambio mi vida por un anillo de hojalata
Por la espada de Sigmundo
O por el mundo
Que tenía Carlomagno- para echar a rodar la bola
Cambio mi vida por la cándida aureola del idiota o del santo
La cambio por el collar
Que le pintaron al gordo Capeto
O por la ducha rígida que le llovió en la nuca a Carlos de Inglaterra
La cambio por un romance, la cambio por un soneto
Por once gatos de angora,
Por una copla, por una saeta
Por un cantar
Por una baraja incompleta
Por una faca, por una pipa, por una zambuca
O por esa muñeca que llora
Como cualquier poeta
Cambio mi vida -al fiado- por una fábrica de crepúsculos
Con arreboles
Por un gorila de borneo
Por dos panteras de Sumatra
O por las perlas que se bebió la cetrina Cleopatra
O por su naricilla que está en algún museo
Cambio mi vida por lámparas viejas
O por la escala de Jacob
O por su plato de lentejas...
¡ o por dos huequesillos minúsculos
-en las sienes- por donde se me fugue, en gríseas podres
Toda la hartura, todo el fastidio, todo el horror que almaceno en mis odres!
Juego mi vida, cambio mi vida,
De todos modos
La llevo perdida.