|
Chillán viejo, Lonquén, Santiago: tres estaciones de la primera edad de Víctor Jara Martínez. A la vez, un verdadero símbolo de la migración de miles de familias campesinas que, en aquellos años, se desplazaron desde sus aldeas hacia la gran capital en busca de mejores horizontes de vida. Una de estas familias fue la formada por Manuel Jara, inquilino, y Amanda Martínez, cantora. Ambos campesinos, él oriundo de El Monte, ella de la zona de ñuble. Al casarse se establecieron en Chillán Viejo, donde nació Víctor, el 28 de Septiembre de 1932. Era el cuarto de seis hijos. En el año 1938 la familia emigró al norte. Manuel, Amanda y su prole se instalaron como inquilinos en uno de los latifundios de Lonquén, villorrio campesino situado a 80 kilómetros al sur de Santiago. Hacia el año 1944, la familia se trasladó a una de las tantas poblaciones pobres de los suburbios de la capital, la población Los Nogales. Amanda pasó a ser el sostén económico de la familia; para mantener a sus hijos instaló y comenzó a atender un puesto de comidas en la Vega Poniente, un mercado de abastecimiento de Santiago. Víctor fue un alumno aplicado e inquieto. Completó sus estudios primarios gracias al estímulo permanente de su madre. A instancias suyas, ingresó a un instituto comercial a estudiar contabilidad, carrera que abandonó en marzo de 1950, a raíz de la muerte de su madre. Tenía 18 años de edad. Poco después, la familia se quebró, los hijos se dispersaron y el joven Víctor comenzó, solitario, la búsqueda de su identidad. Acuciado por la soledad y probablemente motivado por su experiencia como entusiasta colaborador de la Acción Católica en una iglesia de la calle Blanco Encalada, decidió ingresar al Seminario de la Orden de los Redentoristas de San Bernardo. De allí se retiró en marzo de 1952 con la firme convición que ese no era su camino. Días después fue llamado al servicio militar obligatorio. Lo cumplió en la Escuela de Infantería de San Bernardo. Egresó el 12 de marzo de 1953 con la calificación de "valor militar" en su papeleta y con el futuro en blanco. Por aquel entonces reavivó y redescubrió los profundos vínculos que lo ligaban con las tradiciones artísticas del mundo popular. Desde fines de 1954 se dedicó al conocimiento y la recopilación de los cantos tradicionales. Luego centró su interés en la danza y el teatro: en 1955 ingresó a la compañía de Mimos de Noisvander y luego, en 1956, a la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, en donde estudió actuación (1956-1959) y dirección teatral (1960-1961) .... Desde 1957 tomó parte activa en el movimiento de la revalorización de la musica folclórica. Conoció a Margot Loyola, Violeta Parra, Gabriela Pizarro, Héctor Pavez y a los miembros del conjunto Cuncumén. En el primer disco del conjunto, (1957) debutó como solista invitado, y hasta 1962 participó en las producciones discográficas del Cuncumén. Es el tiempo enque Violeta Parra lo estimula a desarrollarse como intérprete. En 1959 egresó de la Escuela de Teatro como actor. Vivió su primera experiencia de dirección teatral en el montaje de la obra Parecido a la Felicidad, de su amigo y compañero de estudios Alejandro Sieveking. Esto lo decidió a estudiar metódicamente la dirección teatral. Con esta obra realizó su primera gira artística por Latinoamérica. Recorrió Argentina, Uruguay, Colombia, Venezuela, Cuba, México, Guatemala y Costa Rica. En 1960 inició sus estudios de dirección teatral. Fue asistente de dirección de Pedro de la Barra en el montaje de La viuda de Apablaza de Germán Lucco Cruchaga, para el Instituto del Teatro de la Universidad de Chile (ITUCH). Posteriormente dirigió La Mandrágora de Maquiavelo. Entre junio y octubre de 1961, en calidad de director artístico, viajó con el conjunto Cuncumén por Holanda, Francia, Unión Soviética, Checoslovaquia, Polonia, Rumania y Bulgaria. Durante esta gira consolidó definitivamente sus capacidades como creador y cantor. Sus interpretaciones como solista emocionaron a públicos masivos y desconocidos. Por otra parte, motivado por la lejanía, compuso Paloma quiero contarte ,canción de amor dedicada a su compañera Joan Turner y que inaugura el surco más personal de su obra musical y poética. Su regreso al país marcó el comienzo de una etapa feliz y promisoria para el artista: construyó una familia junto a Joan y la hija de ésta, Manuela. En diciembre de 1961, dirigió y preparó con alunos de la Escuela de Teatro el montaje Animas de día claro de Alejandro Sieveking, obra para la que compuso, arregló y grabó la musica, con el Cuncumén. Este fue su trabajo final para graduarse como director teatral. Animas de día claro marcó un hito en el teatro chileno y su extraordinario éxito de público y de crítica consagró a Víctor. La obra se incorporó al repertorio de la compañía y Víctor fue invitado a integrarse, como miembro permanente, en el equipo de directores del ITUCH. Entre 1962-1969 se intensificó la fructífera y exitosa actividad profesional de Víctor Jara como director de teatro, cantautor y director musical. En 1962, dirigió la producción del disco Geografía Musical de Chile del conjunto Cuncumén, el último que realizó con el grupo antes de inicar su actividad como solista. En 1963 fue asistente de dirección del director uruguayo Atahualpa del Cippo en el montaje El círculo de tiza caucasiano de Bertol Bretch, y dirigió Los Invasores, de Egon Wolf, ambas producciones del ITUCH. Además dirigió Parecido a la felicidad, de Alejandro Sieveking, para el Canal de Televisión de la Universidad de Chile y Dúo de Rañul Ruiz, para la compañía de Los Cuatro. Al mismo tiempo llevó adelante su trabajo como músico en planos complementarios, como intérprete solista, compositor y director artístico de grupos. Su prestigio cruzó las fronteras. En medio del auge de los movimientos populares de aquella época en América Latina, su labor musical hizo de Jara una figura paradigmática del cantautor urbano, moderno y revolucionario, fiel a sus raíces y su pueblo. Entre 1963 y 1969 creó y dirigió la Academia de Folclor de la Casa de la Cultura de ñuñoa. Con sus alumnos forma el grupo de proyección folclórica de esa academia, con el que estudió, recopiló y recreó danzas y cantos folclóricos del norte, centro y sur del país. Además hizo viajes de indagación por las zonas rurales aledañas a Santiago. Paralelamente, sumó a sus labores teatrales la de profesor de actuación de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile (1964-1967) y en la Academia de Teatro de la Casa de la Cultura de ñuñoa (1964-1967). En 1964, siempre con el ITUCH, volvió a montar Animas de dia claro, obra con la que realizó una gira por Argentina, Uruguay y Paraguay, la que culminó con su participación en el Primer Festival de Teatro Internacional, en Atlántida, Uruguay. El año 1965 marcó su momento de excepcional auge creativo del artista, por la diversidad y cantidad de sus actividades y logros. Para el teatro compuso la música y dirigió la obra La Remolienda de Alejandro Sieveking, otra producción del ITUCH. Asímismo creó e interpretó la música para Cuento de Navidad, pantomima de la compañía de Mimos de Noisvander. Dirigió el montaje de La Maña (The Knack) de Ann Jellicoe, para el teatro Ictus. Por ambos montajes recibió el premio Laurel de Oro como mejor director del año y el Premio Anual de Crítica del Círculo de Periodistas. En el plano musical, ese mismo año amplió su trabajo como cantautor, desde el recién inaugurado escenario de la Peña de Los Parra, siendo miembro estable de su elenco artístico hasta 1970. Comenzaron a aparecer sus discos como solista, publicados por el sello Arena, del productor Camilo Fernández. El primero de esos discos recibió el premio de la popularidad, galardón otorgado en el Festival de la Canción de Viña del Mar. En el invierno de 1966 comenzó una fecunda relación de trabajo con el recién formado grupo Quilapayún, del que fue su director artístico hasta 1969. En 1967 el sello EMI-Odeón editó su segundo album como solista, Víctor Jara, y otro en 1968, Canciones Foclóricas de América, junto al grupo Quilapayún. Ese mismo año recibió el premio Disco de Plata del sello Odeón. En 1969 realizó sus últimos montajes para el teatro. Dirigió una renovada y crítica puesta en escena de Viet-Rock, obra de la norteamericana Megan Terry, y la clásica Antígona de Sófocles para la compañía de la escuela de Teatro de la Universidad Católica, donde participó como profesor invitado. Este año marcó una etapa de reconocimiento y culminación creativa, especialmente por su quehacer musical. Es un momento en el que Jara comienza a orientar su trabajo artístico hacia nuevos rumbos y énfasis. En marzco compuso Preguntas por Puerto Montt, canción que lo catapultó, inesperadamente, al escenario político nacional. En junio, el recién creado sello Dicap editó el tercer album de Víctor Jara, Pongo en tus manos Abiertas. En julio recibió el primer premio en el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, organizado por la Vicerrectoría de Comunicaciones de la Universidad Católica, por su canción. Plegaria a un Labrador, que interpretó junto al grupo Quilapayún. Viajó invitado al Encuentro Mundial de Jóvenes por Viet-Nam que se realizó en Helsinki, Finlandia y luego efectuó giras como cantautor por Argentina y Uruguay. En el plano composicional Jara comienza a indagar en los timbres y recursos expresivos de los instrumentos musicales vernáculos; los coleccionó y estudió detalladamente incorporándolos en sus nuevas creaciones. En 1970 fue invitado a la convención Internacional de Teatro de Berlín, y luego participó en el Primer Congreso de Teatro Latinoamericano de Buenos Aires. En 1971 trabajó intensamente con el compositor Celso Garrido Lecca en lamúsica para el ballet Los siete Estados de Patricio Bunster. Entró junto a Isabel Parra e Inti-Illimani al Departamento de Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado. En calidad de embajaqdor cultural del gobierno de la Unidad Popular hizo un tour de recitales y programas de televisión en México, Costa Rica, Colombia, Venezuela, Perú y Argentina. Se edita por la casa Dicap su LP El Derecho de Vivir en Paz. Recibió el premio "Alloro de Oro" como el mejor compositor del año. En 1972 y 1973 compuso la música para la Televisión Nacional de Chile. Durante el 1972 investigó y recopiló testimonianzas en Herminda de La Victoria que después hicieron parte de su LP "La poblaci&ocute;n" de la casa discográfica Dicap. Fue enviado al congreso de música latinoamericana organizado por "La Casa de las Americas" en la Habana. En el estadio de Santiago dirigó un homenaje a Pabo Neruda cuando regresó a Chile después de haber recibido el premio Nobel. Fue invitado por los campesinos de Ranquil para crear una ópera musical sobre los hechos de la revolución campesina de 1932. Hace parte de los trabajos, como voluntario, en ocasión de la huelga de camionistas que tentaban de paralizar el país. En 1973 participa a laas elecciones parlamentares haciendo conciertos a favor de los candidatos de Unión Popular. Bajo pedido de Neruda, dirigió y participó como cantante en un ciclo de programas de televisión contra la guerra civil y el fascismo. Hizo una serie de conciertos en Perú con el patrocinio del Instituto Nacional de Cultura de Lima. Trabajó en la registrazione de sus últimas composiciones de 2 LPs pero no fueron nunca editados. Registrò el LP Canto por Travesura, recopilación del folclore picaresco cileno. El 11 septiembre 1973, Víctor Jara andó a la Universidad Técnica del Estado, su lugar de trabajo, donde debía cantar en la inauguración de una exposición con la participación del presidente Allende. Los militares circundaron el recinto universitario, entraron el día despueés y hicieron prisioneros todos los profesores y alumnos presentes en su interior. Víctor Jara fue llevado al Estado Nacional de Santiago y torturado. Murió asesinado el 16 septiembre pocos días antes de cumplir 41 años. Su cuerpo fue encontrado en el obitorio como NN. Fuente: www.victorjara.cjb.net/ |