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Ahora que el bolero parece que está nuevamente de moda (la verdad es que nunca dejó de estarlo pues el amor, el desamor, la pasión, los celos... son consustanciales al devenir del ser humano y dicho ritmo es uno de los que mejor expresan tales sentimientos), la figura del gran compositor mexicano Agustín Lara ha vuelto al candelero de la actualidad. Su discografía completa está siendo reeditada y su obra musical es objeto de estudio por especialistas que confirman la influencia que tuvo en el relanzamiento y en la transformación de este ritmo propio de Cuba pero con un importantísimo aporte mexicano. Aparte lo dicho, nadie puede negar la habilidad y el talento de Lara para prendar a varias generaciones con sus bellas canciones, con sus inolvidables melodías románticas. Y es que, por ejemplo, para cualquier granadino la figura del músico azteca jamás pasará inadvertida aunque sólo fuera porque el himno oficial, el himno de representación de la ciudad de La Alhambra es Granada, obra propia de su talento, que se ha tornado en universal. Cientos de cantantes la incluyeron y siguen contando con ella en sus repertorios; desde su primer intérpete Pedro Vargas, hasta llegar a los famosos "Tres Tenores": José Carreras, Luciano Pavarotti y Plácido Domingo; sin olvidarnos de Luis Mariano, el añorado cantante de Irún. Angel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso del Sagrado Corazón Lara y Aguirre del Pino, Agustín Lara, nació en la capital de México el 30 de octubre de 1897. Sin embargo, un halo de misterio, auspiciado por el propio músico, se extendió siempre sobre esos datos, ya que siempre afirmó, quizá por coquetería o romanticismo, que vió la luz por primera vez en la localidad de Tlacopalpán, allá por 1900. Quizá podamos comprender esta actitud de Lara por la exhuberante belleza tropical de esta pequeña villa situada al sur de la ciudad de Veracruz, la población más caribeña de México a causa de la peculiar composición étnica de sus habitantes (crisol de españoles, indígenas y africanos), y también por sus ritmos típicos: el "son jarocho" y el "danzón", especialmente este último, hermanados ambos con la música cubana. Agustín Lara nació en el seno de una familia acomodada. Fueron sus padres el doctor Joaquín Lara y María Aguirre del Pino. Los biógrafos del compositor coinciden en afirmar que su pasión por la música comenzó ya en edad temprana, al oir a su padre tocar el piano en casa. Sin embargo, fue de la mano de su tía Remedios, en cuyo armonio improvisó sus primeras notas, cuando su vocación musical comenzó a tomar cuerpo, siendo la profesora Luz Torres Torrija, su maestra de piano, quien se encargó de su primer aprendizaje musical. El gran caos económico que ocasionó la Revolución Mexicana en todos los ámbitos de la vida del país afectó también, como no podía ser de menos, a la familia del músico, la cual, para hacer frente a las vicisitudes económicas por las que pasaba, decidió alquilar varias habitaciones de su vivienda. Uno de los huéspedes, fascinado por el talento del joven Lara, lo llevó como pianista a una casa de "mala nota". Tal hecho marcaría muchos aspectos de su trayectoria vital; lo podemos comprobar analizando los títulos de innumerables bolerosde su autoría: "Aventurera", "Pecadora", "Te vendes", "Una cualquiera",..., pero también por las huellas que este tipo de vida dejó, incluso en su fisonomía, ya que en uno de eso antros, una mujer presa de un ataque de celos le arrojó una botella rota causándole una tremenda cicatriz que le surcó, de por vida, parte de su rostro. Su vida fue toda una peripecia: a los doce años su padre lo echó de casa por llegar tarde a una tertulia taurina, estuvo encarcelado por robo y hasta se casó "in artículo mortis" cuando agonizaba víctima de una pulmonía. Su primera esposa, Angelina Brusquetta, era hija de los dueños del "Cabaret Salambó", lo que le permitió que destacase como pianista en aquel local. Allí conoció al tenor Juan Arvizu, artista de moda y uno de los primeros boleristas de México, quien le contrató para que compusiera y le acompañara al piano. Se puede decir que fue Arvizu quien primero descubrió el talento musical de Lara que, en 1929 se consagró definitivamente con su canción "Imposible". Sin embargo, hay que destacar que su primera composición musical registrada en la Sociedad de Autores y Compositores fue La prisionera, que data de 1926, aunque no se diera a conocer hasta 1929. Agustín Lara ya empieza a disfrutar de una popularidad a la que no es ajena la aparición de la radio, que constituiría la plataforma mediante la cual se van a difundir sus canciones hasta todos los rincones del país (prueba de ello es que la compañía discográfica norteaméricana "RCA" lo incorporó a su pléyade de artistas). Según el propio Lara, la aparición de la radiodifusión cambió su vida: "a la radio le debo todo y estoy casado con un micrófono". El programa "La hora íntima de Agustín Lara" de la emisora "XEW, La voz de América Latina", fue muy famoso en todo México y contribuyó a construir el mito sobre su persona. El Correo mexicano emitió el 19 de diciembre de 1995 una serie denominada "Idolos Populares de la Radio", compuesta por ocho sellos impresos "se-tenant", todos con el mismo facial (1,80 pesos), en los que figuran junto a Agustín Lara otras estrellas legendarias de este medio de comunicación, algunas de ellas muy relacionada con el músico, como las hermanas Aguila y, sobre todo, dos de los mejores intérpretes de la canción mexicana de todos los tiempos: Toña la Negra y Pedro Vargas. Con ambos compartió muchos éxitos por los escenarios de todo el mundo. Nuevamente, a finales del año 2000, el Correo mexicano ha vuelto a ocuparse de Lara, pero también de otras figuras del espéctaculo del país azteca muy relacionados con él como María Félix o Toña "La Negra", mediante la emisión de un sello que forma parte de una gran hoja bloque dedicada a los "100 Años de Identidad y Diversidad Cultural" de México. La vida sentimental de Lara fue pródiga en romances: Angelina Brusquetta, Carmen La Chata Zozaya, Yolanda Gazca, Clara Martínez, Vianey Lárraga, Irma Palencia, Rocío Durán... Sin embargo, siempre confesó que su gran amor fue María de los Angeles Félix, más conocida por María Félix o "La Doña", sobrenombre que se ganó a pulso por su fuerte personalidad. Con ella se casó el 24 de diciembre de 1954 y a ella le dedicó muchas canciones de amor María bonita, Aquél amor, Noche de ronda... Agustín Lara fue un enamorado de todo lo que significaba España, era un apasionado de la fiesta de los toros y un rendido admirador de la mujer española. Aparte de Granada, que compuso sin haber estado aún en esa ciudad, dedicó canciones a Sevilla, Toledo, Murcia, Navarra, Valencia y a Madrid (¿quién no conoce el famoso chotis Madrid?). Se cuenta que cuando llegó por primera vez a la capital de España, se arrodilló, besó la tierra y dijo: "¡Hola madre! ¿Cómo has estado?". En 1954 el Casino Español de la Ciudad de México organizó lo que sería el primer viaje de Lara a España. Para el músico fue un viaje inolvidable y un reencuentro con sus raíces. Durante su visita a España se le tributaron muchos homenajes, hasta el punto de que el general Francisco Franco, Jefe del Estado en esa época y gran admirador de su música, lo nombró en 1966 "Ciudadano Honorario de España". Todas estas circunstancias le supusieron enemistades a Lara con los exiliados republicanos que vivian en México y no veían con buenos ojos que aceptara participar en actividades organizadas por un Régimen político por el que se encontraban lejos de su patria. El 15 de junio de 1964, como no podía ser menos, la ciudad de Granada tributó un merecido homenaje al hombre que con su canción contribuyó a inmortalizarla aún más. Nada más bajar del avión dijo a los periodistas: "No he venido a pisar la tierra de Granada sino a besarla con los labios y el corazón." El Ayuntamiento de Granada, por Acuerdo del Pleno Extraordinario Municipal de 12 de junio de 1964, le nombró "Hijo Adoptivo", le hospedó en el Hotel Alhambra Palace y le ofreció una recepción en el Carmen de los Mártires, siendo objeto de numerosos obsequios, entre ellos una caja de taracea que contenía tierra granadina y de una batuta con empuñadura de plata. El multitudinario homenaje popular se hizo en el Paseo de los Tristes, a los pies de la Alhambra, aprovechando el escenario allí instalado durante las recién celebradas fiestas del Corpus. La Banda Municipal de Música interpretó los sones de Granada y fue incluso dirigida unos breves instantes por el propio Lara. El 14 de octubre de 1997 se utilizó en la ciudad de Los Cármenes un bonito matasellos especial que conmemoraba el Centenario del natalicio del inmortal azteca. Dicha impronta reproducía su retrato de perfil junto a la mención del título honorífico de "Hijo Adoptivo". Granada, al igual que otras ciudades españolas como Murcia, Valencia y Madrid, tiene una calle dedicada a la memoria del músico. Además, cuenta con una estatua realizada en bronce en 1991, obsequio del pueblo mexicano, que representa su figura sentada, adoptando una pose característica suya, con un puro en la mano junto a un toro y dos mujeres que lo rodean. Un teclado de piano completa el conjunto, pleno de simbolismo. En el monumento figuran varias placas con poemas dedicados a su persona y una frase suya, pronunciada el 22 de agosto de 1965: "Granada: sólo tú podrías haberme inspirado esta canción divina. Bendita seas." Hay que destacar que, aparte de la de Granada, Lara tiene estatuas erigidas en su homenaje en Veracruz (cuyo alcalde le entregó las llaves de la ciudad), Los Angeles y en Madrid, en su castizo barrio de Lavapies. A partir de 1967 y debido a que su salud comenzaba a flaquear, Agustín Lara comenzó una retirada paulatina del mundillo artístico, que le llevó a recluirse en su famosa casa de la colonia polanco de la capital. En octubre de 1970, mientras recibía tratamiento en el hospital Inglés de la ciudad de México, a causa de una fractura de fémur que se produjo por una caída en casa, Lara sufrió una insuficiencia respiratoria a la que sobrevivió unos pocos días, hasta las 14:50 horas del 6 de noviembre de ese mismo año cuando falleció por un ataque al corazón a los 73 años de edad. Su cuerpo fue velado en el Teatro de la Sociedad de Autores y Compositores (de la que sería su Presidente de Honor Vitalicio), de donde se le trasladó al palacio de Bellas Artes. Se le rindieron todo tipo de homenajes, los artistas más famosos del país interpretaron sus boleros y los organilleros de la ciudad acompañaron el cortejo fúnebre tocando uno de sus temas. "Toña la Negra", su intérprete preferida, cantó Noche de ronda en el Teatro Blanquita del Distrito Federal. Los restos mortales de Agustín Lara se depositaron en la Rotonda de Hombres Ilustres del Panteón Nacional de Dolores, en la capital mexicana. México no tardó en dedicarle un sello, emitido en 1971 (Yvert, 776), que con valor de 40 centavos, tiene como motivo principal de su diseño el teclado de un piano, su instrumento musical preferido. Agustín Lara cultivó con notable acierto una gran cantidad de géneros musicales (danzones, tangos fox-trots, boleros pasodobles, valses...); sin embargo, de entre todos, su preferido fue el bolero. Lara no lo inventó, lo sabemos. Ese honor le corresponde al cubano Pepe Sánchez, que compuso Tristezas allá por 1883. Sin embargo, el músico azteca determinó la posterior evolución de este género marcándolo con su huella inconfundible. El musicólogo y bolerista Jaime Rico Salazar ha contabilizado nada más y nada menos que 445 canciones de Lara, de ellas 162 son boleros, amén de otras muchas composiciones de la talla de Noche de ronda Azul, que fueron puestas por diversas razones, a nombre de su hermana María Teresa. Aparte, Lara escribió una opereta (El pájaro de oro) uniendo su nombre a la historia del cine mexicano pues participó (incluso como actor) en treinta películas, ya desde una fecha tan temprana como 1931, cuando compuso y dirigió la música del filme Santa, adaptación de la famosa novela del mismo nombre escrita por Federico Gamboa en 1903. Títulos famosos como Virgen de Medianoche (1941); Pecadora (1947); Revancha (1948), en la que Lara toca el piano; Tropicana (1956); o su propia biografía, La vida de Agustín Lara, realizada en 1959, son sólo un botón de muestra de su faceta cinematográfica. La herencia musical del "Flaco de Oro", está todavía viva y creemos que por muchos años. Su recuerdo también, aunque sólo sea cada vez que compases de Granada suenan a los cuatro vientos en cualquier lugar del mundo. |